30 de mayo de 2007

Sebastiao Salgado en Madrid



El artista brasileño resume en una exposición de medio centenar de imágenes tres décadas de recorrido por África. La muestra, organizada por el BBVA y PhotoEspaña, permanecerá instalada en Madrid hasta el 22 de julio.

MADRID. «Ha llegado el momento de devolver a África algo de lo mucho que hemos tomado de ese castigado continente». Lo dice Sebastiao Salgado (Aimorés, Brasil, 1945), el gran maestro de la fotografía documental que regresa a España con una excepcional muestra. Se titula África y resume en medio centenar de imágenes las más de tres década de peregrinar por el vasto y saqueado continente de un Salgado empeñado en dignificarlo con su fotos. Su pretensión es que miremos con dignidad a unas gentes que trabajan de sol a sol para no obtener casi nada y que admiremos, respetemos y salvaguardemos la riqueza de su biodiversidad.

Sabe Sebastiao Salgado que una imagen no cambiará el mundo pero no ignora que puede remover conciencias. En gran formato y en blanco y negro, como siempre, el fotógrafo brasileño retrata la dignidad de unas gentes que carecen de todo, que batallan la miseria sin perder la esperanza en las situaciones más extremas y que tiene mucho que enseñarnos.

«Una cámara de fotos no es un arma. La empuño como una forma de vida. Yo no disparo contra nadie. No soy un militate. Sólo sé hacer fotos; unas imágenes me permiten hablar, contar a los demás qué esta ocurriendo de manera elocuente» señala Salgado con su pausado español de acento portugués ante sus conmovedoras imágenes.


La exposición que organizan el BBVA y PhotoEspaña, -en cartel hasta el 22 de julio en las salas del banco en Madrid, Castellana 81- ha sido comisariada por Lélia Wanick. Tiene tres partes que se dedican al África Austral, la región de los Grandes Lagos y África del Norte, las regiones desérticas y del entorno del Sahara.

«Es un continente muy complejo, marcado por la pobreza, pero también por la exhuberancia de su paisaje y su riqueza natural» señala un Salgado cuya labor se ha ha desarrollado sobre tres ejes: Trabajo, Migraciones y Naturaleza. Aquí se detiene en la recolección del té en Ruanda, las terribles hambrunas y sequías del Sahel, las peregrinaciones por el Sahara o los efectos de la guerra y la desesperada huida hacia Europa de unas gentes acosadas por la miseria, la violencia y el hambre.

La primera vez que puso un pie en África, hace más de 30 años, Sebastiao Salgado era un joven economista que buscaba salidas a la miseria. Luego ha realizado más de 40 reportajes a lo largo de treinta años en los que ha constatado «la degradación permanente» de África, un continente saqueado desde la colonización.

«Es un pastel del que se alimenta cada vez más gente. Un pastel del que Occidente ha tomado las mejores porciones; una tierra a la que deberíamos devolver parte de lo mucho que nos ha dado» insiste Salgado «Ha llegado el tiempo de África» asegura el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998. Cree que no toda ayuda debe ser material y que «cualquiera puede ayudar formando parte del debate, preocupándose por lo que sucede en el mundo».

«Espero que al ver estas imágenes comprendamos lo duro de la vida de estas gentes y apreciemos su dignidad, como la de cualquier ser humano, y que cuando veamos a un camarero, a un limpiador o a cualquier trabajador que ha logrado llegar a Europa, seamos conscientes del enorme esfuerzo y los riesgos que ha afrontado para tener oportunidades en la vida» propone Salgado. Quiere también mostrarnos la belleza excepcional del continente a través de sus paisajes y su fauna. «Una biodiversidad que se destruye también a pasos agigantados», denuncia.

Futuro común

Aspira a que comprendamos igualmente que los vecinos del sur serán pronto nuestros vecinos de al lado. «Los estudios demográficos apuntan a que de aquí a siglo y medio Europa será un continente negro. Eso quiere decir que el futuro de África y el de Europa están indisolublemente ligados», dice este gran fotógrafo que antes de mirar el mundo a través del objetivo ejerció de economista y demógrafo. Se mantiene y se mantendrá Salgado fiel al blanco y negro. Reconoce que en África impera e impresiona el color, pero dice que si trabajara en color no tendría el mismo grado de concentración. «El color me desconcentra; desvía mi atención de la gente y de las cosas. El blanco y negro me da una libertad que me niega el color» explica este maestro que se mueve pegado a su Leica y que se tiene prohibido el uso del flash. COLPISA

Extraído de http://www.diariovasco.com/prensa/20070529/cultura/fotografo-sebastiao-salgado-asegura_20070529.html